En un rincón del pequeño centro de City Bell, los días sábado al mediodía, El Arrobo espera que lleguen sus invitados a la mesa, mientras los panes integrales, de centeno y semillas, los más dulces hechos con harina de maíz, los baguettines, grisines y facturas recién horneadas, reposan esperando que alguien se los lleve a casa. Sebastián y Virginia son los dueños de este noble rincón dónde se puede desayunar, almorzar, comprar el café para llevar, el pan recién horneado, el aceite de oliva a granel traída desde distintos rincones del país. Sentirse como en casa, es la idea.
